LA SENDA NEGRA, RUTA POR LA SIERRA DEL OCEJÓN
SITUACIÓN E HISTORIA
Nos encontramos en plena Sierra del Robledal, más conocida
como Sierra del Ocejón, ramal en dirección norte-sur de la Sierra de Ayllón. Forma
parte del Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara, y la peculiar forma
constructiva con material de pizarra común en todos estos pueblos, la
arquitectura negra, opta a ser declarada Patrimonio de la Humanidad.
Los recursos
económicos de estos primeros pobladores se basan en la agricultura, el bosque y
la ganadería ovina que aumenta su importancia tras organizar Alfonso X el
Concejo de la Mesta
en 1273. Nuestra comarca estaba situada entre dos Cañadas Reales: la Segoviana y la Soriana , y un cordal une
ambas pasando por nuestra zona.
Los procesos de
señoralización de la Baja Edad
Media afectarán a la comarca y así en el siglo XIII el condado de Galve,
inserto en el Común de Villa y Tierra de Atienza, pasará a engrosar las
posesiones del infante D. Juan Manuel y más tarde, en el siglo XVI, será del
príncipe de Éboli, duque de Pastrana; para hacerlo finalmente a la Casa de Alba. También, parte
del Común de Sepúlveda pasó a dominio de la alta nobleza cuando en el siglo XIV
la zona de la sierra del Cardoso fue donada por el Trastámara Enrique II de
Castilla al poderoso linaje de los Mendoza, primero al Marqués de Santillana, pasando
después y hasta su liquidación a los Duques del Infantado.
Hasta el siglo XIX
esta comarca mantiene estas estructuras jurídicas y económicas características
del Antiguo Régimen, sin evolución alguna, y sin que le afectasen los avances
que se estaban experimentando en zonas menos recónditas del país bajo el
influjo reformista de los Borbones ilustrados. Solo Tamajón con la apertura de
una manufactura de vidrio conoció una modesta actividad industrial.
Con motivo de los
efectos roturadores de las desamortizaciones del siglo XIX la comarca conoció
su cénit demográfico, siempre considerando unas cifras exiguas, ya que el
tradicional aislamiento nunca terminó de resolverse. Motivo principal de la
despoblación sufrida en último tercio del siglo XX por estos lugares, unido al
fenómeno del éxodo rural general, si bien en las últimas décadas se ha
experimentado una recuperación sostenida, debido a la mejora de las
comunicaciones, el fenómeno del retorno a las zonas rurales y el atractivo que
para cierto sector de la población han recuperado, nuevas actividades
económicas vinculadas al turismo rural, etc.
ARQUITECTURA NEGRA, NATURALEZA Y TRADICIÓN
Como se ha mencionado
anteriormente, esta zona es rica y espectacular en sus paisajes, además de
mantener todavía, esperando que por mucho tiempo, un buen grado de conservación
habiéndose mantenido algunos parajes totalmente inéditos, lo que ha ayudado a
mantener su estado original. Así, en nuestra ruta podremos admirar algunos de
ellos: chorreras de Despeñalagua, pico Ocejón, cascadas del Aljibe, valle del
Jarama y Matallana, cuchillar del Asomante, muralla china y el Jaramilla, etc.
Otro de los valores
más significativos de la comarca, sin duda, es la arquitectura negra, que no encuentra
parangón en toda la Península. Este
aspecto genuino de nuestra tierra basado en la construcción de viviendas y el
resto de edificios de los pueblos (corrales, fuentes, hornos, iglesias,
lindes…) con el elemento principal constructivo que da esta tierra: la pizarra.
Esta suele emplearse, sobre todo, en cubiertas y paramentos, y así se ha venido
haciendo desde tiempos remotos.
Para abundar en la
riqueza etnográfica y la cultura tradicional de esta tierra pasamos a reseñar
las numerosas fiestas tradicionales que aún perviven, habiendo desaparecido en
otros pueblos como consecuencia lógica de la despoblación. Se mantienen las
botargas en Retiendas, Arbancón, Almiruete; danzantes en Galve de Sorbe, La Huerce , Valverde de los
Arroyos, Majaelrayo; vaquillones en Villares de Jadraque; chocolateros en Cogolludo;
la Caballada
en Atienza; la Machada
en El Bocígano; etc.
Destacamos por
hallarse en nuestros lugares de paso:
-botargas y mascaritas de Almiruete: las botargas y mascaritas
de este pueblo serrano de Guadalajara celebran sus fiestas el sábado de
Carnaval. Son quince botargas hombres y quince mascaritas mujeres ataviados con
trajes de origen medieval. Las máscaras de las botargas tienen aspecto fiero,
en contraste con la elegancia de las mascaritas. Las botargas van ataviadas con
polainas, cencerros, mantones, sombreros de diverso colorido. Atraviesan los campos
y se aproximan a la aldea, para más tarde entrar en ella bajo un ensordecedor
estruendo provocado por los cencerros, señal que también sirve para avisar a
los vecinos de Almiruete que el espectáculo ya ha empezado.
-Danzantes de la Fiesta del Santo Niño y Botarga, de Majaelrayo:
salen el primer domingo de septiembre. Otra de las interesantes fiestas con
intervención de danzantes y botargas es esta, que se realizaba antiguamente el
tercer domingo de Enero, festejando al Santo Niño; en ella intervenían doce
danzantes, tambor, dulzaina y una botarga, realizándose también una Loa. A
principios de siglo, se trasladó a la fecha actual para que pudiesen estar
presentes los pastores trashumantes de la localidad.
Los actuales danzantes de la Hermandad del Santo Niño
son ocho, cuatro “guías” y cuatro “guardas”, bailando varios años por
ofrecimiento, visten enaguas, medias, zapatillas de esparto, faldón y camisa
blanca, a la cintura mantones negros con ricos bordados, numerosas cintas de
seda en la espalda y dos en bandolera roja y verde, se cubren la cabeza con una
mitra adornada con flores artificiales que se quitan sólo para interpretar la
danza del paloteo.
Acompañan a los danzantes un tamborilero con gaita y dos
botargas, el primero va descubierto y viste pantalón y casaca de corte
bufonesco con cascabeles en color marrón con rayas más claras, calcetas
blancas, bastón y a la cintura un cuerno con cuchara lleno de gachas que le
sirven para embadurnar a los chiquillos y a aquel que se duerma en misa. El
segundo botarga viste rojo, azul y verde, sin careta y también con cascabeles,
cachiporras y cuerno a la cintura; tanto esta como el botarga anterior ayudan a
los danzantes sujetando el palo del baile de las cintas, subastando las andas y
ofrendas tras la procesión y guardan el dinero de la colecta para las Ánimas
del Purgatorio y la “Ronda de los danzantes” al día siguiente a la fiesta.
-Danzantes y botarga de Valverde de los Arroyos, de la Octava
del Corpus: Declarada fiesta de interés turístico regional, se celebra diez
días después del Corpus, siempre en domingo. Si algo caracteriza esta fiesta,
es la vistosa vestimenta de los danzantes, en que destaca su alto gorro
adornado con flores. Tampoco se queda atrás el botarga, figura tradicional en
Guadalajara, vestido de vivos colores.
Las danzas que ejecutan, de origen pagano, no estuvieron ligadas a la
celebración cristiana hasta el s. XVII, en que por bula del papa León XI, se
les “permitía bailar cubiertos ante el Santísimo”.
Los danzantes
realizan su primera danza, la de la
Cruz , en las eras, tras la misa. De vuelta en la plaza,
interpretan la danza de los Molinos, de paloteo, en que parecen luchar
blandiendo sus palos al son de la música. Le sigue la danza del Cordón, en que
trenzan ocho cintas de distintos colores, alrededor de un palo que sostiene el
botarga. Y así, hasta completar las seis
danzas que permanecen de esta antigua tradición, que, según los vecinos, llegó
a tener hasta doce variantes.
Otras citas:
Se ha convertido
también ya en “tradición” la subida senderista al Ocejón, celebrada un par de
semanas antes de Navidad, y que organiza el Club Alcarreño de Montaña,
congregando a cientos de visitantes.
Otras citas lúdicas,
festivas o culturales, de nuevo cuño pero que van cogiendo arraigo en el
calendario en rojo de estos valles son: Ranas Folk, festival itinerante por las
aldeas del Ocejón, que se suele celebrar en junio; Media Maratón de montaña
“Subida del Ocejón” que organizan los vecinos de Robleluengo; Certamen de Cine
de Viajes del Ocejón, en Campillo de Ranas y Majaelrayo; mercadillo del
trueque, en Majaelrayo; Cuentacuentos del Ocejón, con varias sesiones por casi
todos los pueblos del valle; etc.
PUEBLOS DE PASO
Destacaremos, a
continuación, algunos de los aspectos más señalados de los pueblos por los que
va a pasar nuestro itinerario:
Valverde de los Arroyos: situado en la ladera
oriental del pico Ocejón es uno de los pueblos más conocidos por su cuidada
arquitectura popular, con excelentes ejemplos de construcciones en pizarra y un
notable esfuerzo de sus vecinos por mantener un conjunto impecable. Desde
Valverde de los Arroyos parten varias posibilidades de ascensión al pico Ocejón
(2048 msnm) como es nuestro caso, y otras excursiones, como la que se puede
hacer a la Chorrera de Despeñalagua, una cascada de casi cien metros de caída,
cuyo curso proviene del propio pico.
Del modélico caserío
de Valverde destacan el conjunto de la Plaza Mayor con algunos buenos ejemplos
de construcción popular serrana, el juego de bolos y la fuente en el centro, y
la iglesia, a un lado, construcción del s.XIX y en consonancia con el conjunto.
Se celebra la
tradicional fiesta de las danzas y botarga de la Octava del Corpus.
Campillo de Ranas: se emplaza su caserío en una
posición central y privilegiada dominando el amplio y profundo valle a poniente
del Ocejón y su serranía. Es cabeza del llamado “Concejo” y varias aldeas
cercanas están bajo su administración municipal. Rodeado de suaves paisajes,
robledales, lindes de pizarra y tainas para el ganado que cuenta aquí con
abundantes pastos. Campillo de Ranas es un magnífico caserío de arquitectura
negra, salpicado por callejones y plazuelas, y dominado por la altiva torre de
su iglesia, obra toda ella de pizarra, variando las lajas con piedras calizas
de diversos tonos que le otorga una original esbeltez. En la plaza, sobre la
casa curato, se mantiene un original reloj de sol, además se completa con el
espacio del mercado y el juego de bolos. Hay en este pueblo aún otros dos
relojes de sol, uno en la esquina de la torre de la iglesia, y otro en la plaza
mayor.
Roblelacasa: pequeña aldea que conserva gran
autenticidad en su arquitectura popular serrana. Quedan restos de la iglesia de
nave única con sacristía adosada, además de aleros de pizarra y porche con
estructura de troncos de madera. De Roblelacasa, además, parten algunas de las
excursiones más interesantes de la provincia: cascadas del Aljibe, hoces del
Jarama y el Jaramilla, puente viejo de Matallana, etc. La aldea está rodeada de
montes de jaras y robles.
Matallana: aldea que quedó despoblada en los años del
éxodo rural y luego expropiada por ICONA, al tiempo que La Vereda y La Vihuela,
aunque un grupo de allegados impidió al final su total destrucción. Hoy día la
mantienen viva algunos nuevos pobladores alejándose del mundanal ruido de la
modernidad urbanizadora, Sin duda, la elección no puede ser más acertada, ya
que a Matallana solo llega un regular acceso por pista desde La Vereda y
Colmenar de la Sierra, y por senda a Roblelacasa atravesando, hoy, un remozado
puente que pese al intento de construirlo a la antigua manera le ha arrebatado
la magia al lugar del emplazamiento del antiguo y tradicional puente de madera
que salvaba el Jarama. Su aislamiento le dota de una dimensión espectacular y
es que estamos ante uno de los pocos lugares al que apenas ha llegado lastre de
“modernidad”. Este pueblo estuvo amenazado por el proyecto de una presa sobre
el río Jarama para abastecer al Canal de Isabel II si bien, finalmente, se
desestimó.
Corralejo: mínimo pueblo ganadero, al otro lado del
Jarama y el Jaramilla, en la “Sierra del Cardoso”, unidad formada por seis
pueblos: El Cardoso de la Sierra, Colmenar de la Sierra, Cabida, El Bocígano, Peñalba
de la Sierra, y el propio Corralejo. Esta zona, hasta hace unos años, no tenía
acceso directo por carretera con el resto de la provincia de Guadalajara. Hasta
la construcción del sinuoso tramo de carretera conocido como “muralla china”
con su bonito puente de pizarra salvando el río Jaramilla. Es la carretera que
comunica Corralejo y Campillo de Ranas, con un entorno paisajístico que
sobrecoge por lo abrupto del terreno, y unas pendientes que hacen lo propio. En
Corralejo hay que destacar su fuente y la ermita.